Expertos en viticultura regenerativa muestran al sector la importancia de cambiar de modelo para frenar el cambio climático

Por segundo año consecutivo, hemos celebrado el Simposio de Viticultura Regenerativa en el Vinseum de Vilafranca del Penedès, que ha consistido en una serie de conferencias orientadas a reivindicar la viticultura regenerativa, para que los viticultores y elaboradores puedan conocerla mejor e implementarla por el bien de las viñas y el planeta.

En este segundo simposio, hemos reunido a expertos nacionales e internacionales en este nuevo paradigma agrícola. El acto, presentado por la periodista y redactora jefe de Arrels Margalida Ripoll, ha contado con la presencia de Pere Regull, alcalde de Vilafranca del Penedès, que ha apoyado el simposio como representante de una comarca eminentemente vitivinícola y que lo quiere “continuar siendo”. Es por eso, ha dicho, que “hay que reaccionar ante el cambio climático, que nos impacta cada día”. La representación institucional ha sido completada por Elisenda Guillaumes, directora general de Agricultura i Ramaderia de la Generalitat de Catalunya, quien ha recalcado que “hay que poner la máxima atención y esfuerzo en los suelos agrícolas puesto que son un recurso esencial”, que han sido ignorados demasiado a menudo.

El Simposio, además, también ha sido aprovechado por Miguel Torres Maczassek, director general de Familia Torres y presidente de la Asociación de Viticultura Regenerativa, para anunciar el nacimiento, el próximo mes de julio, del sello de certificación internacional en viticultura regenerativa llamado Regenerative Viticulture Alliance (RVA). Definido por Miguel Torres como “un primer paso”, establecerá las bases para obtener la certificación y también dará recomendaciones de prácticas en el campo, además de ayudas al autodiagnóstico y auditorías externas de los niveles de materia orgánica, fijación de carbono y presencia de biodiversidad.

Compartir conocimientos sobre los ciclos naturales y la regeneración de los suelos

La agricultura regenerativa se basa en la comprensión de los ciclos naturales y cómo, en la actividad vitícola, se pueden regenerar los suelos, reducir la erosión, fomentar la biodiversidad y aumentar la capacidad de la tierra de absorber y almacenar carbono, mitigando el calentamiento global y dando resiliencia a esta actividad económica. La eliminación de productos fitosanitarios y fertilizantes, las cubiertas vegetales, el pastoreo en los viñedos... son maneras de restaurar la salud de la tierra y de hacerla ambientalmente más resiliente, más eficiente en la captura de carbono y que sea fuente de riqueza y trabajo para las personas. Siguiendo el objetivo fundacional de la asociación, compartir conocimiento, experiencias e información para facilitar la implantación de la viticultura regenerativa y maximizar sus beneficios, los ponentes del Segundo Simposio de Viticultura Regenerativa han mostrado las ventajas de este cambio de modelo a los cerca de 300 asistentes presenciales y virtuales.

La inauguración ha ido a cargo del granjero norteamericano Joel Salatin, que ha compartido las líneas maestras de Polyface Farm, un ejemplo de regeneración y simbiosis natural. Desde hace 60 años, Salatin produce alimentos de altísima calidad y regenera la fertilidad de unos campos degradados por el uso que se había hecho. Así, tanto cultivos como animales participan de una relación con beneficios para todos. Es por eso, ha opinado, que el cambio a la agricultura regenerativa es tan necesario. Ante los problemas de agotamiento del suelo, regenerarlos es imprescindible.

Josep Ramon Sainz de la Maza, asesor en agricultura regenerativa, agricultor y exganadero convencional, ha definido la agricultura regenerativa como “del contagio”, porque, ha afirmado, cuando se explica, “llega adentro”. Su base es el suelo, donde los minerales, la materia orgánica y la microbiología se relacionan y dan eficiencia y resiliencia al ecosistema. Este ciclo de descomposición y recomposición da riqueza a la tierra, alimento a las plantas y una mayor capacidad de retener agua y almacenar carbono.

Todos los elementos se ayudan los unos a los otros desde la base de la cadena trófica hasta arriba, y dan estructura al suelo. La intervención humana –químicos, labrado...– rompe estos ciclos, destruye la estructura y degrada la tierra. Hay que permitir que la naturaleza se restablezca y beneficie también la agricultura, empezando por dejar de agredir los suelos. Como ha explicado otra ponente, la doctora en biología molecular y profesora de la Universitat Rovira i Virgili, Dania García, “hay que desaprender para volver a aprender y aplicar los conocimientos que nos ha transmitido la naturaleza durante miles de millones de años”.

“Cultivar con la Naturaleza, no contra ella”

El viticultor Johan Reyneke, en Suráfrica, lleva 20 años “mirando de ser un buen agricultor”. Lo esencial, ha afirmado, es “cultivar con la Naturaleza, no contra ella”, un cambio que requiere “reeducarse”. Como gran contribuyente al calentamiento global, la agricultura no puede “despertarse cada día y empeorar las cosas”. “Puedes ser parte del problema o de la solución”, ha sentenciado. La agricultura regenerativa no es una ciencia exacta, pero hay que aprender de la naturaleza, como hacían los humanos hasta la aparición de la “agricultura química” a mediados del siglo XX.

El agua ha sido el gran ejemplo de Reyneke: desde que trabaja con regenerativa, el suelo ha mejorado mucho y ahora necesita la mitad de agua que en el año 2000. Ahora la retiene mejor, reduciendo la erosión, gracias a la cubierta vegetal de las viñas y a no labrar. En esto ha coincidido Manel Badia, experto en el diseño Keyline, que analiza la topografía y los flujos de agua de manera holística. “La cubierta vegetal crea microclimas”, ha explicado. Junto con las otras prácticas, mejora la salud de la tierra y elimina la erosión, un problema “gravísimo” que, en el estado español, se lleva 15 toneladas de tierra por hectárea y año. “Hay que convertir el suelo en una esponja”, ha remarcado. Así no hay inundaciones, el agua no se lleva la tierra ni los cultivos y se puede aprovechar.

“La gente tiene miedo de correr riesgos”, ha apuntado Reyneke, pero el inmovilismo no es una opción y hay que “perseverar”. Hoy hay experiencia y personas que quieren compartirla, como la Asociación de Viticultura Regenerativa. El mercado, además, también agradece estos cambios, y esto puede ser una “motivación”: los consumidores están pasando de querer “lujo” a marcas “con integridad”, y la combinación de todo esto puede ser el futuro del sector.

La experiencia ganadera

El campo de experiencia del argentino Pablo Borrelli es la ganadería regenerativa, pero tiene la misma base de conocimiento: pasar de decisiones “reduccionistas” a contemplar “las conexiones” entre todos los elementos, incluyendo el negocio y la vertiente social. El formador del Savory Institute ha hecho énfasis en la “biomímesis”, respetar la configuración natural para conseguir una productividad alta y una rentabilidad en capital social –“conocimiento, compromiso, coordinación...”– y biológico, dando vida al suelo. Los mecanismos que determinan la fertilidad de los suelos, las simbiosis entre hongos, bacterias y plantas, conocer la cadena trófica, de las plantas a los carnívoros.... son útiles para optimizar los beneficios de la gestión del ganado, planificándolo todo para fortalecer la regeneración, administrar los recursos económicos y crear un paisaje armónico, de infraestructuras a condiciones de vida. Con paciencia, replanificación y corrección se consiguen mejoras medibles, por ejemplo, con el método EOV, desarrollado por el Savory Institute.

Borrelli ha puesto como ejemplo la provincia argentina de Corrientes: si las vacas emiten 6.000 toneladas anuales de dióxodo de carbono equivalente (CO2eq), gracias al manejo holístico el suelo captura 26.000t CO2eq, “una oportunidad fantástica” de revertir los efectos del cambio climático “en un momento crucial”. La regenerativa, ha concluido Borrelli, se convertirá en la norma, “una nueva cultura” que también hará que comunidades rurales que estaban desapareciendo “vuelvan a la vida”, recuperando sus costumbres e historia “enriquecidos con una nueva mirada”. “No hay nada que perder”, ha sentenciado, “y todo por ganar”.

Experiencias más cercanas

El director general de Familia Torres, Miguel Torres Maczassek, también ha tomado la palabra en el Simposio, reivindicando la viticultura regenerativa como respuesta a las amenazas del cambio climático, la erosión y la pérdida de fertilidad de los suelos. Como presidente de la Asociación de Viticultura Regenerativa, ha celebrado la continuidad del Simposio y la “tracción” que está tomando la asociación, que ya tiene unos treinta miembros.

Miguel Torres ha explicado las experiencias de algunos de sus miembros en el camino para volver la vida a la tierra y hacerla más fértil y resiliente para que contribuya a mitigar los efectos del cambio climático de una manera parecida a cómo lo hacen los bosques. Hay varios métodos, de elaboración de biofertilizantes a pastoreo para controlar la cubierta vegetal, uso eficiente del agua, aumento del sistema inmunológico de las plantas... Pero todos ellos tienen un elemento en común, el que ha vertebrado todo el Simposio de Viticultura Regenerativa: conocer la tierra y cómo funciona, para ayudarla a estar más sana, restaurar el daño causado y que dé los máximos beneficios posibles, aprovechando los procesos que la naturaleza ha desarrollado a lo largo de millones de años.

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